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5.5.3.4. Prevención y regulación de conductas agresivas en la familia.

La situación de confinamiento domiciliario decretada por el Gobierno de la nación para tratar de controlar la epidemia por COVID-19, ha supuesto para la mayoría de las familias extremar una convivencia a la que no estaban habituados. En algunos casos esto ha permitido crear un ambiente facilitador de la comunicación, y un bienestar familiar antes inexplorado. Algunos psiquiatras infantiles explican que mejorar y aumentar el tiempo de dedicación a los hijos está teniendo un efecto positivo en muchos niños que anteriormente presentaban problemas de conducta y/o desajuste psico-emocional.

Sin embargo, en otros casos, esta situación ha agravado los conflictos y problemas de conducta ya existentes, o ha creado otros nuevos. Las personas más impulsivas y con menos capacidad de diálogo y razonamiento tienen dificultades para autocontrolarse y relacionarse adecuadamente. Esto ocurre tanto entre adultos como entre adultos y niños.  A continuación se ofrecen algunas orientaciones que ayudan a prevenir y controlar estas conductas en los niños por parte de los adultos.

HABLA CON TU HIJO

Explícale que las conductas agresivas, como gritar o pegar, son inadecuadas y que tienen consecuencias negativas para los demás niños y para él mismo.

EVITA LAS ESCENAS VIOLENTAS

Los niños más pequeños no distinguen bien entre la realidad y la ficción. Evita y controla que tu hijo presencie escenas violentas, ya sean en películas, videojuegos, deporte, etc.

EL MEJOR EJEMPLO, EL DE CASA

Enseña con lo que haces y no sólo con lo que dices. Los niños aprenden por imitación. Aprenderá viendo en sus padres un modelo de afrontar las situaciones dialogando, negociando, pero sin violencia física o verbal.

ENSEÑA ALTERNATIVAS PARA RESOLVER LOS CONFLICTOS

Enseña a tu hijo alternativas para resolver las situaciones conflictivas sin agresividad. Invítalo a reflexionar sobre episodios ocurridos en casa, en el colegio o en situaciones con hermanos u otros niños, por ejemplo, en el juego, en casa o en el parque.

NO REFUERCES LAS CONDUCTAS AGRESIVAS

A veces, sin quererlo, se refuerzan las conductas agresivas con mensajes como: “Que aprenda a defenderse”; “Mejor que pegue a que le peguen”. Los niños captan de esta manera que a los padres les satisface esa conducta, y por lo tanto la repetirán.

CENSURA LO QUE HACE MAL, NO A SU PERSONA.

Evitar mensajes como “Eres malo”. En lugar de eso, decir: “No te has portado bien”. No juzgar a la persona que es tu hijo, sino la conducta que se reprueba.

ELOGIA Y RECONOCE

Muéstrale tu satisfacción cuando resuelva las situaciones adecuadamente, con sus hermanos u otros niños. En esos casos, préstale una especial atención y elogia su conducta.

TOMA MEDIDAS

Cuando tu hijo pega o agrede a otros, debes adoptar medidas lo antes posible de manera que ese comportamiento tenga consecuencias negativas.

En primer lugar, regáñale y déjale bien claro que no te gusta que se comporte así.

Si tu hijo/a acaba de tener una reacción violenta, utiliza la técnica de “tiempo fuera”: déjalo en un lugar aburrido pero supervisado, tantos minutos como años tiene.

Otra forma de actuar consiste en retirarle algunos privilegios: como ver la TV, o retira un juguete

CONSULTA CON SU MAESTRO, Y SI NADA FUNCIONA…

Consulta con su tutor o tutora para ver si esas conductas también se dan en el colegio. Si a pesar de todas las medidas, y pasado un tiempo prudencial el niño no mejora su conducta, consulta con un especialista.